¿Nos gusta sufrir?

 

¿Nos creemos más inteligentes cuanto más pesimistas somos?

¿El pesimista es un realista bien informado?

¿De dónde proviene ese dolor?

¿Confundimos pesimismo con profundidad filosófica o, verdaderamente, todo es oscuridad?

¿Puede haber alguna liberación en todo este proceso de martirio? Si todo está perdido, entonces ¿todo está permitido?

¿Qué peligro puede haber en el nihilismo? ¿Depresión, destrucción, pasividad,...?


 

¿Qué significa ser una persona según Ligotti?

¿De dónde proviene la palabra persona? ¿Se corresponde con el modo en el que vivimos?

Él es muy aficionado a la comparación del ser humano con una marioneta, ¿por qué? ¿Nuestro cuerpo es una carcasa vacía que puede manipularse sin más?

 


 

¿Cuál puede ser la diferencia entre agotamiento y desaparición?

¿En qué consistiría el arte de la desaparición?

Baudrillard dice que hemos cometido el crimen perfecto, porque hemos asesinado la realidad, ¿qué significa eso?

¿Está en nuestra esencia "disolver el mundo"?

Según Baudrillard, ¿qué hacemos cuando nombramos algo? ¿Estás de acuerdo? Pon algún ejemplo.

 

 

Explicación del crimen perfecto:

 

A esto lo denomina “el crimen perfecto”: la eliminación del mundo real. Carece de presunto autor por eso es criminal, en ello estriba su perfección. Estamos condenados al mismo destino, vivimos en un mundo en el que la más elevada función del signo es hacer desaparecer la realidad, y enmascarar al mismo tiempo esa desaparición (como en Disneyland).

 

Si las consecuencias del crimen son perpetuas es que no hay asesino ni víctima. Si existiera alguno de los dos elementos  se terminaría por despejar el secreto del crimen. En última instancia asesino y víctima son una misma persona, el objeto y el sujeto son lo mismo. Sólo podemos entender el mundo, desde el pensamiento de Baudrillard, si entendemos la ironía de esta equivalencia radical.

 

Lo real ya no es otra cosa que una forma de simulación. Surgen entonces nuevas formas de hiperbolizar el paso de lo simbólico a lo real. Es el caso de lo virtual que es ahora más real porque es más perfecto, en su sentido de acabado o terminado.
Lo virtual, lo tecnológico, es lo que nos piensa, ya no hace falta un sujeto de pensamiento porque ha desparecido, y aunque hiciera falta no podríamos encontrarlo. Estamos inmersos en lo tecnológico, y que devenimos en lo virtual es lo que se quiere expresar cuando decimos que lo virtual nos piensa. En lo virtual los efectos de lo real desaparecen, así que las mayorías silenciosas nada tienen que oponer a esto, todos ganan. Quizá sólo con el tiempo podamos afirmar que la catástrofe que se vislumbra de soslayo sobrevenga, las consecuencias de los actos no pueden anularse. Lo real se disocia entonces de lo virtual, sólo para favorecer la primacía de este último. Es lo virtual lo que refleja una alta frecuencia, mayor actividad; lo real es simplemente nulo en ello. (¿Qué ocurre sino en las redes sociales?)

 

La interactividad nos amenaza, desaparecen las distancias y entonces ya no hay juicios de valor posibles, todo es indeterminado. Con la hiperrealidad, lo virtual y todo lo que deriva ya no hay separación entre la existencia y su doble (por eso las Torres Gemelas eran dos, y ninguna de ellas el original o doble), uno entra, dice Baudrillard, en su propia vida como pantalla.

 


Tarea 2:

 

Trabajo grupal de reflexión/discusión. Entrega individual de las respuestas.

 

Nos dice Franco "Bifo" Berardi que "las palabras llevan a la gente a creer, generan expectativas y el impulso de actuar para el logro de objetivos. Las palabras son herramientas de persuasión y movilización de las energías psíquicas". El ejemplo que usa es el de "deuda" aplicado a la economía de un país. Ahora está tratando de usar y definir el de resignación.

 

1.- Explica esa energía psíquica que va unida al concepto de resignación.

2.- Elige una palabra que defina cómo nos sentimos los españoles en este preciso momento. No tiene que ser una emoción. Explica el significado de esa palabra.

3.- Doy por hecho que no estamos bien o, al menos, no somos optimistas, ¿qué necesitamos? Haz una lista no muy larga. Trata de ser claro, no es necesario que sean "cosas".

4.- ¿Qué habría que preservar o salvar de nosotros, de la sociedad, de la cultura, de la política, del mundo,...? ¿Cómo? Explica una estrategia sencilla a nivel individual y colectivo.



Luis Sáez Rueda.
Es cierto que somos seres sociales de modo radical, es decir, que los otros no solo nos acompañan, sino que constituyen lo que somos. Pero hay también una potencia excéntrica que nos separa de ese todo comunicativo (sin romper el vínculo con ese suelo común humano; generando, más bien, una tensión con él) y que reclama también sus derechos. Hay una soledad inherente al propio ser, sin la cual ni siquiera tendría sentido imaginar la compañía y la inmersión en lo colectivo. No se trata de aislamiento, que es otra cosa, sino de un campo de juego propio, incrustado en el alma, que sería defraudado y domesticado si no lo acompañase el silencio más completo. Recuerdo que la primera vez que comprendí esto, me asaltó un estremecimiento inquietante y profundo, tan profundo como un abismo: para vivir verdaderamente, es necesario tener un propósito, un proyecto, sobre el cual nada se dirá a nadie. No por egocentrismo; no por oscurantismo; no por exceso de celo con la intimidad; sino por probarse a sí mismo, por probar si se es capaz de soportar la gravedad de la existencia más allá del bálsamo que produce el reconocimiento y el saber de los otros. Produce un escalofrío y un temblor esencial; y parecería que con ello se conmueven los fundamentos del mundo humano mismo. Tener un propósito o un proyecto en el cual se ponga el corazón y la máxima esperanza. Y determinarse a morir con ese peculiar secreto. Todo lo que hacemos espera de los demás una mirada o una escucha. Y eso no está mal. Es humano. Ahora bien, anhelar algo esencial, en lo que se juegue la vida, perseguirlo, cuidarlo, prestarle una cura cuando se vea aguijoneado por la desgracia, promoverlo.... habitar ahí, en suma.... Y conferirle tanto valor que ni siquiera el reconocimiento de los otros pueda restarle a ese reto la dureza y problematicidad que supone. Convertirlo en eso que uno se llevará a la tumba por decisión y acuerdo consigo mismo. En eso que habrá existido solo durante un parpadeo en la historia del mundo. En eso que desaparecerá para siempre sin que haya dado alguna noticia de sí mismo. Lo extremadamente fugaz, porque no solo pasa en la brevedad de la vida, sino en el silencio del cosmos. Y, en vida, convertirlo en lo eterno, en el sentido último del vivir. Así, al margen del resto de los seres humanos, de vivos y muertos.
Todo lo que representamos y somos corre el riesgo de convertirse en un medio para otra cosa y, así, de pervertirse. Pero concebir un fin y una gran pasión que nadie conocerá jamás y que se llevará el viento de la muerte... eso, eso creo que constituiría una prueba de que se vive radicalmente. Por intenso que sea el temblor que produce.
Granada, 22 de febrero de 2022.

Derrida. Aprender a vivir.