¿Qué nos hace humanos?

 

En comparación con los animales.

  • Capacidad de raciocinio
  • Desarrollo de cualidades para ser la especie más fuerte
  • Lenguaje articulado completo
  • Modelo y capacidad de vivir en sociedad
  • Expresión artística

Soy humano porque

... tengo recuerdos

... tengo sentimientos

... tengo fe

 

¿Es la memoria lo que nos hace humanos?

 

* ¿Qué relación tengo con mis recuerdos? ¿Me puedo fiar de ellos? ¿En qué ocasiones afloran? ¿Cómo me siento cuando surgen?

* ¿Es legítimo borrar los recuerdos? ¿En qué clase de persona nos convertiríamos?

* ¿Qué recuerdos nos resultan más difíciles de evocar? ¿Por qué crees que sucede? 

* ¿Qué recuerdos son imborrables? ¿Por qué?


“Porque los trastornos de la memoria tienen mucho que ver con las intermitencias del corazón. Es seguramente la existencia de nuestro cuerpo, que nos parece semejante a una vasija donde está encerrada nuestra espiritualidad, lo que nos anima a suponer que siempre están en posesión nuestra todos los bienes interiores, las alegrías pasadas, todos los dolores. Quizá carece no menos de exactitud creer que estos huyen o que regresan”. (vol. II)

“Los días van cayendo poco a poco encima de los anteriores y, a su vez, los entierran los siguientes. Pero todos los días pasados se quedan depositados en nosotros como en una inmensa biblioteca donde hay libros más viejos, y algún ejemplar que seguramente nadie pedirá nunca. No obstante, si ese día pasado, cruzado por el espacio traslúcido de las épocas siguientes vuelve a la superficie y nos cubre, tapándonos del todo, entonces, por un momento, los nombres recuperan el significado antiguo; y las personas el rostro antiguo; y nosotros nuestra alma de entonces; y sentimos, con un sufrimiento inconcreto, pero que se ha vuelto tolerable y no durará, los problemas que hace mucho se tornaron insolubles y tanto nos angustiaban a la sazón. Se compone nuestro yo de la superposición de nuestros estados sucesivos. Pero esa superposición no es inmutable como los estratos de una montaña. Hay perpetuamente plegamientos que hacen aflorar las capas antiguas”. (vol. VI)

“Esa era la razón de que hubiese cesado las preocupaciones referidas a mi muerte en el preciso momento en que reconocí, inconscientemente, el sabor de la magdalenita, ya que en ese momento la persona que yo había sido era un ser extratemporal y, por lo tanto, despreocupado de las vicisitudes del porvenir. Aquel ser nunca había acudido a mí, nunca se había manifestado sino fuera de la acción, del disfrute inmediato, en todas las ocasiones en que el milagro de una analogía me había permitido evadirme del presente. Solo él tenía el poder para hacerme recuperar los días pasados, el tiempo perdido, ante el que los esfuerzos de mi mente y mi inteligencia siempre iban a encallarse”. (vol. VII)

“El tiempo que cambia a las personas no modifica la imagen que de ellas nos ha quedado. Nada resulta más doloroso que esa oposición entre la alteración de las personas y la fijeza del recuerdo cuando caemos en la cuenta de que tenemos una vida vagabunda…” (vol. VII)

— Marcel Proust