Tema 1

Aristóteles, Metafísica

 

 

 

Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas, y la generación del universo.

 

Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia. Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo, pues el mito se compone de elementos maravillosos. De suerte que, si los hombres filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida.

 

 

 

Cuestiones:

 

 

 

*¿Cuál es la raíz de la filosofía según Aristóteles?

 

* ¿En qué situación se pone a pensar el ser humano?

 

* ¿Qué papel juega el mito en el origen del pensamiento?

 

 

Malinowski, B.: "Magia, ciencia, religión". Ariel, Barcelona, 1974, pág. 176.

 

 

 

(...) entre hermano y hermana... estos dos jóvenes vivían con su madre en un poblado, y la muchacha inhaló por casualidad una fuerte poción amatoria, que su hermano había preparado para otra persona. Loca de pasión, dio en perseguirle y le sedujo en la soledad de una playa. Abrumados de vergüenza y de remordimiento, los dos jóvenes dejaron de comer y beber, de modo que se murieron juntos en una gruta. Una hierba aromática creación por sus esqueletos enlazados, y tal hierba forma hoy el más poderoso ingrediente de las sustancias que se combinan en la magia de amor.

 

 

 

 

Aristóteles, Metafísica, 1, 1003a21-32, Madrid, Gredos, 1987.

 

 

 

Hay una ciencia que contempla el Ente en cuanto ente y lo que le corresponde de suyo. Y esta ciencia no se identifica con ninguna de las que llamamos particulares, pues ninguna de las otras especula en general acerca del ente en cuanto ente, sino que, habiendo separado alguna parte de él, consideran los accidentes de ésta; por ejemplo, las ciencias matemáticas. Y, puesto que buscamos los principios y las causas más altas, es evidente que serán necesariamente principios y causas de cierta naturaleza en cuanto tal. Por consiguiente, si los que buscaban los elementos de los entes buscaban estos principios, también los elementos tenían que ser del Ente no accidental, sino en cuanto ente. Por eso también nosotros debemos comprender las primeras causas del ente en cuanto ente.

 

 

Arthur Schopenhauer, "Sobre la filosofía y su método", en id., Respuestas filosóficas a la ética, a la ciencia y a la religión, Madrid, Edaf, 1996, pág. 189.

 

 

 

Para filosofar hacen falta dos condiciones: primera, tener el valor de no suprimir ninguna pregunta, y segunda, comprender como problema todo aquello que se comprende por sí mismo, teniendo conciencia de ello. También tiene que estar el espíritu realmente ocioso para filosofar; no debe perseguir fin alguno; por tanto, no ser empujado por la voluntad, sino entregarse por completo a los conocimientos que le da el mundo exterior y la conciencia propia. Los profesores de filosofía, al contrario, piensan en su utilidad y ventajas personales y lo que conduce a ello; ésta es su seriedad. Así no aperciben ni siquiera tantas cosas claras, y no se hacen cargo, ni siquiera una vez, de los problemas de la filosofía.

 

 

Jaspers, K., La filosofía, México, FCE, 1973, p. 20, cit. En Maceiras Fafián, M., ¿Qué es filosofía? El hombre y su mundo, Madrid, Eds. Pedagógicas, 1994, p. 217.

 

 

 

El origen del filosofar reside en la admiración, en la duda, en la conciencia de estar perdido. En todo caso comienza el filosofar con una conmoción total del hombre y siempre trata de salir del estado de turbación hacia una meta.

 

 

Platón y Aristóteles partieron de la admiración en busca de la esencia del ser.

 

 

Descartes buscaba, en media de la serie sin fin de lo incierto, la certeza imperiosa.

 

 

Los estoicos buscaban, en media de los dolores de la existencia, la paz del alma.

 

 

Cada uno de estos estados de turbación tiene su verdad, vestida históricamente en cada caso de las respectivas ideas y lenguaje, Apropiándonos históricamente éstos, avanzamos a través de ellos hasta los orígenes, aún presente en nosotros.

 

 

El afán es de un suelo seguro, de la profundidad del ser, de eternizarse.

 

 

 

 

Marcuse, H.- "La relevancia de la realidad", en Bontempo y Odell, La lechuza de Minerva. ¿Qué es filosofía?, Madrid, Cátedra, 1979, pág. 247.

 

 

 

La filosofía estuvo al origen del esfuerzo histórico radical para "cambiar el mundo" en la imagen de la Libertad y la Razón; este esfuerzo todavía no ha alcanzado su fin. La famosa tesis de Feuerbach1, nunca significó que ya no es necesario interpretar el mundo (podemos limitarnos a cambiarlo). Esta empresa es hoy día aún más difícil que antes: el mundo debe ser interpretado de nuevo para que podamos cambiarlo; y una buena parte de esta interpretación requiere el pensamiento crítico, el pensamiento filosófico. Pro domo o no (pienso que aún tenemos un trabajo que realizar) un trabajo cada vez más serio, y ¿espero, más y más ARRIESGADO!

 

1 Marcuse se refiere a un escrito que realizó Marx sobre otro filósofo alemán, Feuerbach, cuya conclusión era: "Los filósofos no han hecho más que

"interpretar" de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de "transformarlo".